16/6/25


Me despierto cada mañana con una sensación de vacío insoportable.
Doy vueltas en la cama, siento angustia. No entiendo por qué me pasa.
Miro mi entorno y todo está bien. 
Mi compañero duerme a mi lado. Tenemos una linda casa en un lindo barrio. Ahora mismo estoy escribiendo desde mi escritorio, veo el jardín, la pileta, el limonero. Tengo mi auto estacionado en la puerta, trabajo en lo que me gusta. Mis hijos están muy bien y sus hijas también. Mis últimos chequeos médicos dieron correctamente y podría seguir…

Registro esa sensación de vacío.
Es incomoda. 
Cuanto más me revuelco en ella más me enriendo entre las sábanas.
En un intento de huida salto de la cama.
Levanto las cortinas y escribo.
Aparecen palabras, desaparece la angustia.

Pienso en sexo. Agarro mi celular y busco la página de encuentros. 
La cierro y vuelvo a escribir.

En una hora comienzo a atender. Soy psicóloga.







 

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